La pelea entre Donald Trump y Elon Musk, mensaje a mensaje: “¡Se volvió LOCO!”

De entregarle la llave dorada de la Casa Blanca, un gesto cargado de simbolismo, a un odio visceral de consecuencias indescifrables. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el que hasta hace nada se jactaba de ser el “primer amigo” del mandatario, el magnate Elon Musk, protagonizaron el jueves una explosiva bronca a golpe de mensajes en las redes sociales. Ponen así punto final a una relación que ha marcado el devenir político estadounidense en los últimos meses y que ha facilitado, con donaciones multimillonarias a su campaña, el regreso del republicano al poder.

El empresario tecnológico, dueño de Tesla y Space X, había manifestado en las últimas semanas su desacuerdo a la política arancelaria y a la rebaja fiscal dictadas por Trump. La semana pasada inició los trámites de separación con el anuncio de su adiós definitivo a sus responsabilidades en la Administración.

El martes, Musk escribió en X —la red social de la que es propietario— que considera “una abominación repugnante” la ley fiscal que los republicanos tratan de sacar adelante en el Congreso. “[Está] repleta de gastos superfluos”, remató. La respuesta del republicano no se hizo esperar, aunque en un tono calmado en comparación con lo que estaba por llegar: dijo que se sentía “muy disgustado y sorprendido” por esos comentarios.

Trump escribió horas después —también en su propia red, Truth Social— sobre la salida de Musk de la Casa Blanca. El tono era otro: “Lo de Elon estaba agotándose, le pedí que se fuera [y dejara sus atribuciones como encargado de adelgazar la Administración], quité la orden que obligaba a la compra de coches eléctricos que nadie más quería (¡algo que él sabía desde hacía meses que iba a hacer!), ¡y simplemente se volvió LOCO!“. La ruptura era un hecho.

Musk, por su parte, reaccionó a las palabras del magnate neoyorquino con un tuit en el que le acusaba de estar involucrado en la red pederasta de Jeffrey Epstein. “@realDonaldTrump figura en la lista Epstein. Esa es la verdadera razón por la que no se ha hecho pública. ¡Que tengas un buen día, DJT [por las siglas del republicano]!”. El empresario, sin embargo, no ofreció ninguna prueba que sostenga esa acusación. Pidió, eso sí, a sus seguidores, que guardasen el mensaje por lo que pueda estar por salir en los próximos días.

En otro tuit, Musk vaticina que “los aranceles de Trump provocarán una recesión en la segunda mitad de este año”. Aunque el hombre más rico del mundo ya había deslizado críticas a las restricciones comerciales impulsadas por el presidente, nunca había sido tan explícito y duro.

La escalada de este jueves incluyó, también, una amenaza del presidente de poner fin a los contratos públicos que nutren las arcas del imperio empresarial de Musk: Space X, Tesla o X (antes Twitter), entre otras muchas. “Sería la forma más fácil de ahorrar dinero en nuestro presupuesto, miles y miles de millones de dólares. (...) ¡Siempre me sorprendió que Biden no lo hiciera!”, escribió Trump. No hay muchos precedentes de una mención tan explícita al uso del dinero público de la primera potencia mundial para perjudicar a un rival.

La réplica de Musk llegó poco después: “@SpaceX comenzará a desmantelar su nave espacial Dragon inmediatamente”.

El empresario, que ha sufrido un fuerte recorte en el valor de sus activos desde el inicio de la disputa —la cotización de Tesla, sin ir más lejos, ha entrado en caída libre—, rebotó también un mensaje en el que daba alas a la apertura de un juicio político para la destitución de Trump y su reemplazo por su número dos. El post original, del influencer Ian Miles Cheong, decía: “El Presidente vs. Elon. Apuesto por Elon. Trump debería someterse a un juicio político (impeachment) y [el vicepresidente] J. D. Vance tendría que sustituirlo”. Un retuit que Musk completó con un escueto pero rotundo “sí”.

El presidente de Estados Unidos posteó que no le importa que “Elon se vuelva” contra él, y que “tenía que haberlo hecho hace meses”.

Musk también publicó una encuesta en X en la que pregunta por la conveniencia de fundar un tercer partido, distinto del demócrata y del republicano, que “representa al 80% de la población” que está entre ambos. Es el último episodio de un encontronazo que augura nuevos capítulos y que amenaza con cambiar por completo el equilibrio de poder en la primera potencia mundial.