Tartas de queso que superaron el confinamiento

“Montchis nace de una foto en Instagram, básicamente”, dice Javier Montes Díaz-Rato, su fundador. La foto en cuestión era de una tarta de queso: “Una tarta de queso que me hice con los últimos 15 euros que tenía en la cuenta. La vendí y me llevó a emprender un negocio que hoy factura 1,4 millones”, cuenta por videollamada este madrileño de 34 años. Era 2020, en plena pandemia, y este cocinero de formación y profesión estaba involucrado en dos proyectos culinarios que aparcó ante la oportunidad que le abrió aquella imagen: “Se viraliza y al final se genera una tracción que me acaba dando el impulso necesario para tomar la decisión de emprender una marca”, recuerda. “En una semana había vendido 200 tartas; al mes había vendido casi 1.000, en casa, yo solo, con cuatro moldes de Ikea… Digo: ‘Si esto haciéndolo así funciona así, haciéndolo bien tiene que salir”.

Para Montes no había ninguna fórmula mágica detrás del éxito de aquel dulce: “El secreto es ser cocinero y dar la confianza al consumidor que está al otro lado viendo esa foto, sabiendo que esa tarta se ha hecho con criterio y todo el cariño del mundo”, apunta. Bizcocho, crema y galleta: “Eso era lo que todo el mundo demandaba en ese momento”, dice. “No se sabía qué era lo que se quería, y ya empezamos yo, Álex Cordobés [con una marca homónima] y un par más a dar bombo a ese tipo de producto”. Después de los primeros meses en los que las tartas salían de su cocina, Montchis se mudó a un obrador por horas.

Al inicio, el público de la compañía, que se constituyó como tal en 2021, era el cliente final, pero Montes pronto vio un camino hacia las mesas de los restaurantes. El fundador pensó que una vez recuperada cierta normalidad tras la pandemia el sector se enfrentaría a problemas de personal y que iba a necesitar apoyo en forma de productos de quinta gama (preparados externamente, envasados y listos para servir). “Y ahí es donde entramos nosotros”, dice. Luego comenzaron a desarrollar el producto congelado.

Los dulces de la marca se pueden adquirir frescos dentro de la M-30 de Madrid a través del envío a domicilio, en sus tres puntos de venta o consumirlos en alguno de los restaurantes a los que proveen en la Comunidad. Los productos congelados, en el mercado desde 2023, los elaboran con un socio industrial en Alicante y junto a otros colaboradores en distintos puntos del país, y se distribuye dentro y fuera de España. “Por los estudios de mercado que hacemos continuamente estamos muy bien posicionados con ese producto”, dice Montes. “Gracias a ello vamos abriendo mercado en el territorio nacional y en lugares como Dubái o Arabia Saudí. También estamos en Suiza, Portugal, Francia… Ahora vamos a abrir en Estados Unidos”. A la tarta original le han seguido otras variedades, como la tres quesos, con pistacho, de chocolate o la cítrica.

Su obrador en Madrid les sirve como laboratorio de I+D, como primer pilar de un modelo productivo híbrido que, dice Montes, les permite “escalar sin fin”. Allí pueden desarrollar un producto, probarlo en el mercado madrileño primero en fresco y, dependiendo de la respuesta, trasladarlo a los socios con los que trabajan para la elaboración en congelado. “Si yo quiero lanzar mañana un producto, ellos se adaptan y lo elaboran sin que nosotros tengamos que hacer inversiones en líneas productivas y demás”, señala.

La compañía, que espera ser rentable este ejercicio, se hizo con un crédito Enisa en 2023, según se lee en la página de la aceleradora Lanzadera dedicada a la compañía. Han acudido a dos rondas de financiación en las que han obtenido alrededor de 250.000 y 600.000 euros, respectivamente.