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El Ejército ataca la disidencia de alias Calarcá y deja en agonía otra mesa de la paz total

El Gobierno mantiene negociaciones con el frente 33 del Catatumbo, pero rompe con el resto del llamado Estado Mayor de Bloques y Frente

Enfermeros de combate del Ejercito Nacional de Colombia brinda los primeros auxilios a un herido de la disidencia de alias Calarcá, este viernes en el Caquetá.

Este viernes, el Ejército colombiano ha atacado a la disidencia de las extintas FARC liderada por alias Calarcá Córdoba. La operación, en la vereda Puerto Pores de Cartagena del Chairá, Caquetá, afecta al llamado Frente Rodrigo Cadete. Aunque parece menor, pues solo ha dejado la captura de una persona y la incautación de un fusil, es el primer ataque contra esta disidencia en meses. Se da luego de que el presidente Gustavo Petro dejara a la deriva las negociaciones de paz entre el Gobierno y las unidades del llamado “Estado Mayor de Bloques y Frente” (EMBF) que lidera Calarcá, y deja en agonía una de las múltiples mesas de su política de negociaciones, la llamada Paz Total.

El Ejército lleva varias semanas prearándose para este momento. El 18 de mayo se vencía el plazo para que el presidente emitiera un decreto que definía si se mantenía la suspensión de operaciones ofensivas contra Calarcá o no, y no ocurrió nada. Por ello, el almirante Francisco Hernando Cubides Granados, Comandante General de las Fuerzas Militares, firmó una orden al día siguiente en la que aclaraba a todas las unidades la situación. Argumentaba que “no existe orden de cese al fuego vigente” contra ningún grupo armado, y por ello ordenaba la “reactivación de las operaciones militares ofensivas contra todas las estructuras del GAO Estado Mayor de los Bloques y Frente Farc-EP”. Aunque desde entonces no se habían dado ataques, los militares se empezaron a preparar.

Petro finalmente sacó una resolución cinco días después, el 23 de mayo, pero no cobija a todo el EMBF. En ella anunció la creación de una “zona de ubicación temporal” para una de las unidades que esa sombrilla de grupos disidentes, el Frente 33, en el Catatumbo, al nororiente de Colombia. Las demás estructuras del EMBF, que operan en el sur del país, no aparecen mencionadas. Con ellos quedó aún más claro que la Fuerza Pública podía atacarlos.

Desde entonces, el Ejército inició sus acciones contra ellos. Solo esta semana desmanteló dos depósitos ilegales. Uno con explosivos, lanzagranadas, municiones y proveedores en la vereda Potras del Quebradón, del municipio de La Macarena, en Meta, donde opera el Frente Ever Castro al mando de alias “Caliche”. Y otro en el corregimiento Santana Ramos, en la vereda Arenoso, de Puerto Rico, Caquetá, con artefactos explosivos que según dijo el Ejército, eran del Frente Iván Díaz e iban a ser utilizados en “atentados contra unidades militares”. Ambos frentes hacen parte del Bloque Jorge Suárez Briceño, que lidera Calarcá.

Estas acciones, sumadas a los combates en Cartagena del Chairá, muestran que en la Amazonía viene una arremetida militar por partida doble. Una ya más conocida contra las unidades de las disidencias al mando de Mordisco, por quien el ministro de Defensa Pedro Sánchez ofrece hasta 4450 millones de pesos (poco más de un millón de dólares) y quien confinó esta semana a 10.000 personas en Guaviare tras prohibir el tránsito en una zona conocida como la “Trocha Ganadera” en medio de enfrentamientos contra Calarcá en una guerra entre antiguos aliados. Y otra, más nueva, justamente contra este otro líder disidente, que está enfocado en seguirse expandiendo a expensas de Mordisco.

La arremetida militar en la Amazonía contra Calarcá también sepulta la posibilidad de que avancen acuerdos con esa disidencia para frenar la deforestación dado que son la autoridad de facto en varias regiones en temas ambientales, justo cuando el Ministerio de Ambiente anunció esta semana una reducción de la tala en un 33% en el primer trimestre del año frente al mismo periodo de 2024 en el Arco Amazónico, que incluye a Caquetá y Guaviare. También es otra muestra del fracaso de la paz total, que empezó como la gran bandera de Petro, ha ido perdiendo cada vez más fuerza en su discurso y ahora, lejos de ser una “paz completa” como la que prometía el presidente, es una “paz chiquita” con Comuneros del Sur, una disidencia del ELN en Nariño y con el Frente 33 en el Catatumbo, si es que finalmente llega a concentrarse.

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